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lunes, 7 de enero de 2008
domingo, 6 de enero de 2008
Texto del proyecto "Los cuerpos del ensueño"
LOS CUERPOS DEL ENSUEÑO
No es la necesidad de decir algo, no es una explicación, comprender es secundario, una búsqueda que apunta al desarrollo de la percepción, si para algunos son peces o árboles y para otros figuras, esa resignificación es válida a los efectos de la interpretación de cada uno, pero ésta necesidad de la razón será un escollo para “el desarrollo de la percepción”.
Bloqueamos el sentir y a veces las sensaciones son pre-fabricadas y autorizadas por la razón que nos dice lo que tenemos que sentir; limitándonos a una realidad “de consenso.”
La intención de los “cuerpos del ensueño”, es jugar con las formas, generar contradicción, movimiento, desplazamiento, captar la mirada...
Son formas y objetos..., suaves, delicados, se encuentran, se rechazan, son ásperos, agudos, redondos, panzones, insulsos, eróticos...
Apuntar al corazón y a la cabeza, acelerar uno y bloquear momentáneamente el otro; provocar a los sentidos, sacarlos del letargo, descubrir el velo. Que sea la más pura luz, la más deliciosa sombra.
Entonces que pase, lo que tenga que pasar…
Convengamos que “Los cuerpos del ensueño” sean una licencia poética, pero convengamos también que pueden ser una posibilidad para soñar.
El soñar es romper con el enfoque cotidiano de realidad, es proyectar fantasías inverosímiles, bellísimas y aterradoras, es dar vuelta, trastocar, asociar, es no reprimir. Es en el único lugar, además de en la locura, donde “la razón” está debilitada.
Los cuerpos del ensueño y nuestros cuerpos…
Aunque también llevamos una inscripción cultural, de lenguaje, genética que nos precede y preexiste. Nuestros cuerpos son un registro de nuestra historia, con inscripción de heridas y sufrimientos, con achaques, con marcas. Cuando hablamos de “cuerpo” no estamos hablando de carne, estamos hablando de algo distinto “materia y energía”.
Las marcas de nuestro cuerpo no solo son las que dejan las enfermedades, las operaciones, la vejez. Son también los prejuicios, la discriminación, el egoísmo, el no desarrollo de nuestros sentidos y la pérdida de los registros sensibles qué teníamos.
En un plano energético (definido metafísicamente) entre los cuerpos del ensueño y nuestro cuerpo, plano que no controlamos ( como lo inconsciente ) podría aparecer “otro cuerpo” que nos actuase sintiese o presintiese, aunque fuese por fracción de segundos.
Entonces imaginar “ese cuerpo”, no el que recibimos, no el que nos vendieron; …otro, posible...
Mirarnos desde afuera, empezar a “ver” el cansancio, nuestra aburrida rutina, nuestras pocas y pequeñas ilusiones, el individualismo, la falta de tiempo, y también toda la belleza de la vida.